Un ícono estético y mecánico, así podríamos catalogar al reloj que ha mantenido su esencia por más de cien años: Cartier Tank. Su diseño impuso un estilo propio que trascendió la temporalidad y llegó a convertirlo en un símbolo, el Tank dejó de ser solamente un accesorio para saber qué hora del día es y pasó a convertirse en un objeto de deseo.
La caja rectangular que lo identifica fue inspirada en el diseño de un tanque aliado, de la Primera Guerra mundial, visto por debajo, donde las angarillas evocan las orugas y la caja representa el habitáculo del blindado. La sobriedad y sofisticación del Tank ha capturado la atención a lo largo de las décadas. Clark Gable en la película Red Dust de 1932 usó un Tank muy peculiar, quizá una edición limitada en extremo compleja de conseguir. ¿Su peculiaridad?Este reloj contaba con números arábigos y un segundero segundario. Para ese tiempo la producción del Tank era muy limitada, durante un lapso cercano de cuarenta años hasta 1960,
Cartier fabricó solo 1803 relojes.
El símbolo de la masculinidad de la década de los sesenta, Steve McQueen se puso un tank en
la muñeca al protagonizar el filme The Thomas Crown Affair, la versión que usaba era la Cintrée. El criminal perfecto, envarado, frío, despiadado con las manos en el crimen perfecto llevaba la joya relojera de Cartier. El gran peso pesado del mundo, quizá el boxeador más aclamado de la historia, Muhammad Ali llegó a usar uno de estos relojes. La fuerza y la delicadeza iban de la mano del gran púgil.
Pero el Tank no solo es un reloj solo para hombres, en la muñeca de una mujer es cuando encuentra una belleza única. Así lo han demostrado la princesa Diana de Gales, Michelle Obama e incluso Jackie Kenndy. Cartier creó una pieza que va más allá de su función y Andy Warhol lo dijo mejor que nadie: “En realidad no lo llevo para leer la hora…”.