En medio del agitado clima que nos ha tocado enfrentar este 2020 a causa de la pandemia del Covid-19, el año parece cerrarse con noticias promisorias: la vacuna contra la plaga desarrollada por varios laboratorios del mundo parece haber surtido efectos positivos en sus pruebas, se ha producido por millones, los gobiernos han hecho acuerdos con los laboratorios y la vacunación comienza en el mundo.
Debemos recordar el proceso con el objetivo de no perder de vista la tragedia que hemos vivido en 2020. Fue en la ciudad china de Wuhan donde todo comenzó, a partir del paso del virus de un animal al ser humano transmitido desde un murciélago. El futuro ha de contarnos cómo sucedió en verdad en las publicaciones médicas y científicas del caso. La primera semana de 2020 los científicos chinos constataron que se trataba de un nuevo coronavirus. Pero lo más sorprendente es que apenas unos días después de la determinación genética del nuevo coronavirus, la empresa Moderna de los Estados Unidos ya tenía diseñada una vacuna, casi un año atrás.
Sin embargo en lo que concierne al manejo de la expansión pandémica, su gestión y prevención, el futuro tendrá mucho qué decir, en particular en lo que concierne al gobierno de China. La centralización extraordinaria y el control sobre la población de China, además de las restricciones en el paso de la información, no permiten tener un panorama completo de hasta dónde alcanza la responsabilidad de la conducción china en la expansión mundial del Covid-19, como fue llamado, durante este difícil 2020. La ciudad en que esta pesadilla inició, Wuhan, fue confinada desde fines de enero y el 30 de enero la OMS declaró que el brote era una emergencia mundial.
Uno de los contagios más graves al inicio de este ciclo se produjo en Italia desde fines de febrero días antes de que se identificara a la expansión como una pandemia. Italia y España en Europa fueron dos de los países más gravemente azotados por el coronavirus. Los filósofos dieron palos de ciego al intentar interpretar las causas del mal, los historiadores y los científicos, mucho más discretos, interpretaron, aconsejaron o siguieron trabajando en sus investigaciones. Ya en marzo, Moderna empezó el ensayo clínico de su vacuna en humanos. El logro de la vacuna no es un asunto de un día para el otro.
Así lo dice uno de los especialistas en la materia, Holden Thorp, director de la revista Science, las vacunas son el fruto de “décadas de investigación” y sus pruebas no son el resultado de un avance inmediato ante el Covid-19, sino de muchos años de investigación acumulada frente al tema de los virus. Holden Thorp ha dicho que: “la dedicación a la búsqueda de la verdad, a mejorar la condición humana y a documentarlo todo para la posteridad es común a todas las áreas de la ciencia. Y hemos llegado a este momento gracias a estos principios”. Acumulación de conocimiento, disciplina, seguimiento, experimentación y prueba. El triunfo de la ciencia apunta un nuevo hito en lo que va de 2020 pese a las decisiones políticas, a las dificultades económicas o al oscurantismo con que ha querido verse el tema en muchos casos.
Hoy en día, a fines de diciembre, las dos vacunas más adelantadas, la de Pfizer/BioNTech y la de Moderna, parecen basarse en la misma tecnología (Oxford aún está a la espera de su solución): el estudio de la información genética (ARN) del coronavirus para que las células humanas se ocupen de generar proteínas del virus que entrenen a las defensas del organismo frente al agente viral. Aquí una de las claves de la investigación: en 2005 la bioquímica húngara Katalin Karikó y el inmunólogo estadounidense Drew Weissman, de la Universidad de Pensilvania en los Estados Unidos, entendieron un modo de modificar el ARN para usarlo en vacunas. De ahí proviene, de hecho, la fundación de Moderna por el biólogo canadiense Derrick Rossi, en 2010. Los países anuncian las medidas para aplicar las vacunas.
Se sabe que el Japón no aprobará una vacuna antes de febrero. Aún está por verse si es válida para los japoneses ya que en 2003 la vacuna Arava contra la artritis reumatoide que funcionó en otros países, mató a 25 pacientes. Nada es infalible, aún la ciencia. Pero estamos en manos de ella para enfrentar los albores de 2021.