Imágenes conmovedoras dan la vuelta al mundo este martes 6 de enero de 2021: los seguidores del presidente de los Estados Unidos aún en funciones, Donald Trump, han invadido los interiores del Capitolio en una turba sin precedentes en Washington. Ante la inminente proclamación de Joe Biden como ganador de la presidencia por parte del Congreso de los Estados Unidos, los trumpistas han armado una batahola en los alrededores del Capitolio y han conseguido que la sesión se suspenda.
Pero las cosas no han quedado ahí: una vez que la sesión se ha detenido los manifestantes han irrumpido en los interiores del edificio del Capitolio con la intención de imponer la fuerza ante la derrota de Trump. Sobrecogedoras son las imágenes en que la policía norteamericana intenta repeler la invasión de una turba vestida con cuernos y ataviada con pieles, como si se tratase de una mala película futurista.
Trump, a quien se acusa de haber alentado la protesta con su negativa a aceptar la derrota, ha llamado a la calma a sus simpatizantes: “recuerden que somos el partido de la ley y el orden, respeten la ley y a nuestros hombres y mujeres en azul. Gracias”, ha dicho el mandatario a los protestantes.
Distintas impresiones causan estos sucesos, desde aquellos que ven en estos una grave lesión a la institucionalidad americana hasta quienes perciben en ello el principio del fin del imperio estadounidense. Varios ciudadanos en las redes acusan a los Estados Unidos de haber respaldado golpes de Estados en distintos países del mundo y ahora probar un bocado de su propia medicina, aunque fuese en caricatura. Otros ven en estos sucesos la “latinoamericanización de los Estados Unidos” y han encontrado incluso algún paralelismo con el paro indígena acaecido en el Ecuador, en octubre de 2019. Habrá que pasar revista a alguno de los momentos de la Decadencia y caída del imperio romano del historiador Edward Gibbon para ver si hallamos un parecido idóneo que nos dé pistas acerca del futuro de nuestras democracias en un año que esperábamos fuese menos agitado que el anterior, 2020, el de la pandemia del Covid-19.
Ha sido un día que Dolce Vita ha dedicado a Washington y los avatares de la democracia. Ante los sucesos, un cauteloso mandatario electo, Biden, ha declarado que “la tarea del momento y la tarea de los próximos años, debe ser la restauración de la democracia”. No nos queda más que repetir la máxima: Dios proteja a los Estados Unidos de América.