En el principio fue la elegancia y en un antebrazo se halló la elegancia de un bolso. Hace bien María José Coronel, diseñadora ecuatoriana residente en España, en señalar que la identidad primordial de un varón, al ser visto, reside en su reloj, del mismo modo que la cartera confiere carta de naturalización a una dama al ser conocida. A este oficio tan virtuoso de la elegancia ha consagrado su trabajo de diseño María José Coronel Meythaler, con base en Madrid y, desde ahí, para el mundo.
Su abuelo era pintor y su abuela, Martha Baquero, ha sido la permanente inspiración de su trabajo en el diseño. La habilidad para el dibujo viene a María José desde la infancia y el resto ha sido seguir el camino. Mientras pasó la carrera de publicidad, que hizo en primer lugar, su fuerte sería el trabajo en Illustrator y PhotoShop, dos herramientas que sigue usando en su trabajo empresarial como diseñadora de carteras.
Una vez en Madrid hace algunos años, haría una maestría en marketing de moda y lujo, la necesaria antesala para establecer las pautas de su trabajo como diseñadora de accesorios de alta especificación. Su trabajo está íntimamente imbricado con Ubrique, poblado del sur de Andalucía, que se ha distinguido internacionalmente por aportar con su materia prima para la elaboración de accesorios de lujo elaborados en cuero. No ha sido María José la excepción en el uso de esos materiales, como no lo han sido Prada o Louis Vuitton. “El trabajo artesanal es maravilloso: estuve investigando. Conocí a la Fundación Movex, Centro Tecnológico de la Piel de Andalucía, que está respaldada por Loewe que es la marca más destacada de lujo en España. Ellos buscan diseñadores españoles que fabriquen en España. Les presenté mi proyecto, les gustó y comencé”. De ese modo iba a nacer Marthé Bacq, la marca liderada por María José Coronel, esta ecuatoriana que se abre paso en el camino del lujo en España y Europa.
La conjunción de los factores fue perfecta, entre el talento, la formación y la disponibilidad de materia prima para hacer surgir el lujo. El diseño se puso al servicio de lo perenne porque los bolsos de Marthé Bacq pretenden ir más allá de las modas y ser portátiles, portables, durante diez, quince, hasta veinte años. Valores eternos que no se olvidan en el ropero. Quizá en ello se asiente que su concepto sea minimalista, de líneas definidas y simples, y la belleza de estos bolsos, imperecedera. “Cuando compras uno de mis accesorios, sepas que puedas usarlo de aquí a cualquier ocasión y que al final no sea algo que te pones ese momento porque está de moda y después nunca lo vuelves a sacar del armario”, como nos lo dice María José.
El nombre de Marthé Bacq proviene de la abuela a quien María José le rinde homenaje día a día, a su rectitud categórica y a su elegancia. De ella proviene la inspiración de esta formidable diseñadora. De sus convicciones más profundas proviene la posibilidad de que un accesorio perdure, más allá de lo efímero. A tono con la slow fashion o moda lenta, perdurable, tan en boga en Europa en función de la protección del ambiente y el cambio de actitudes culturales, con ese compás camina esta creación de verdaderos objetos de arte a la medida de nuestras manos y de nuestros brazos. A medida de quien desea capturar la elegancia de una dama en un vistazo apenas, al contemplar estas estas carteras. Con esa concreta y perdurable imagen que desea toda mujer.