La historia de la radio es también la historia de la cultura en el siglo XX y XXI. Hemos sido atrapados y disfrutamos de un entorno —un ecosistema, como se lo llama hoy en día— de réplica inmediata a lo que decimos u opinamos. La radio, la televisión, la prensa escrita operan en ese ecosistema, se acoplan y se defienden. En este caso, hablamos sobre arte en la radio con una de las conductoras más importantes de nuestro medio, Fátima Endara, del programa “Arte y movimiento” que se emite en Radio Gitana, de lunes a viernes, de 17 a 19 horas.
Fátima vino de la publicidad en la que se formó. Había nacido un 3 de mayo, es una Tauro consumada. Su temperamento de aquellos años era tímido y proviene de un pasado tan importante que el origen se remite a la mejor pintura que se ha hecho en el Ecuador: es hija de Gonzalo Endara Crow, el maestro de la pintura de lo que se dio en llamar realismo mágico en la plástica de nuestro país, a imagen y semejanza del realismo mágico de Alejo Carpentier y García Márquez en la literatura. El dato es muy importante porque compromete la vida, la sangre y el quehacer actual de Fátima.
Muy jovencita, aún universitaria, comenzó su tarea en la televisión en una estación local por sus méritos universitarios. Sería la llave de acceso a ese mundo de la comunicación que hoy e día se ha transformado más que ningún otro quizá. “Entré a trabajar en el programa de Christian Johnson, SPT, que ya tenía ‘Cámara viajera’ [uno de sus segmentos]. Después fui reportera de ‘Cámara viajera’. Comencé a hacer todos los reportajes y el director de esa época de Radio Colón, Eduardo Maggiorini me oyó en una de las notas…” Fue el momento de la definición de un destino, como corresponde a los elegidos, como corresponde a las grandes elecciones.
El timbre de voz decidió las cosas y en Radio Colón comenzó una carrera que se ha prolongado hasta ejecutar hoy en día en lo que mejor se siente: la dirección de un programa de radio dedicado a la cultura y el arte. Pero el camino fue exigente y lento, como corresponde a todo quien llega a un nivel de trascendencia. Había comenzado, dos décadas atrás, en un programa llamado “El show de la tarde” con Eduardo Maggiorini. Fue una escuela de formación ardua pero muy seria, de periodismo tradicional pero efectivo. Alternar con personalidades de la radio marcó un umbral alto y decisivo en su formación frente a la pantalla y frente a los micrófonos, en cabina. Alternó con Christian Johnson, con Maggiorini, estaba en Colón donde hacía radio Gabriel Espinosa de los Monteros, la suya era una escuela envidiable y exigente. “Creo que lo hizo bien, empecé en Colón AM para ver cómo iba, el timbre, la dignidad en hablar y me dieron un espacio en Colón FM, donde pasé. En esa época era directora Margarita Granda con quien hasta ahora me llevo muy bien, quien me dice: ‘es que vos naciste para radio’”. Y la radio, en efecto, era un destino para Fátima.
Ese destino de llegada ha quedado marcado por su trabajo en el mundo del arte en general. Es la artífice de Tullpukuna, galería de arte virtual desde el Ecuador, que se perfila como el trabajo más ambicioso en su medio para promocionar el arte de este país. Pero la magia había brotado en el ámbito de la radio, ella es la radio, podemos decir, de esas personas que asumen tan a la perfección su papel que no son más que credibilidad.
Para ello toma el mando de la cabina una persona en extremo segura que se impone al mundo con encanto y virtud. De la introversión del remoto pasado hay un paso muy veloz, velocísimo, a la extroversión y a la hechicería de poner el arte en acción, en movimiento. “Yo siento la magia que la gente me está transmitiendo. Mi jefa y gran amiga de hoy, Silvia Cueva, directora de Radio Gitana, me dice que soy luz. Enciendes el micrófono y eres luz. Al encender el micrófono me como el mundo”. Y esto es más real que lo real. Basta con encender la radio cualquiera de estas tardes y sintonizar su programa.
Porque ha hecho de todo y lo suyo es impartir contenido y el compromiso es la cultura, integrar nuestra cultura al circuito internacional, sobre lo que hablaremos en extenso en una futura entrega de Dolce Vita. Por hoy, estos elementos de primera necesidad en que se han convertido la música, la cultura, los libros, la lectura, tienen un hogar en “Arte y movimiento” de Fátima Endara, donde, cuando, la retroalimentación del ecosistema de la información es inmediata. Tal como ella es: luz inmediata.
¡A escucharla! En Gitana.
https://www.instagram.com/tullpukuna.art/
(Foto principal: Saúl Endara)