Si hablamos de aquellas bandas que escuchábamos en nuestra adolescencia, por allá a inicios de los 2000, definitivamente un nombre viene a la mente: Cruks en Karnak. Agrupación que nos puso a cantar al ritmo de canciones como “Al borde del fracaso”, “Como camina”, “El aguajal” o “Lo que venga”. Mas todo lo que tiene un inicio, suele tener un final. Nos reunimos con Sergio Sacoto, vocalista de los Cruks, para conocer más sobre él, su pasión por la música y la historia de la banda que lo impulsó.
La negación como el motor principal
Los Cruks fue el inicio de todo. La banda le dio alas a esa ansia que tenía de ser músico. Todos los integrantes se sumergieron en un proceso de aprendizaje y creación. “Los primeros años fueron de experimentación hasta que empezó a funcionar”, recuerda Sergio.
Al conversar son Sergio es inevitable pensar en que el camino del artista no es fácil. ¿Qué lo motivaba? “Al día dos, pensaba que era lo más grande sobre la tierra… fueron años de vivir en esa negación lo que me mantenía a flote, ante lo deficiente y carente de conocimiento que éramos en ese momento”.
Esa actitud es lo que les permitió perseverar y encontrar un sonido propio a toda la banda, uno que disfrutábamos escuchar en vivo o a través de la radio. Mas, como al inicio mencionamos, todo inicio tiene un fin. En ese momento fue en el que Sergio se dio cuenta de que no era quien creía ser. Y para encontrar su propia identidad musical, tenía que partir.
En los últimos años hemos visto a Sergio en los escenarios como solista con una propuesta propia. El sumergirse en la música en búsqueda de sus sonidos permitieron que no solo sea un músico reconocido, sino uno de los compositores y productores más reconocidos del país.
Para lograrlo, el camino no fue fácil. “El momento que decidí acabar con la banda fue un golpe muy duro”. Uno que le pondría a prueba pero que le permitía experimentar. Con los años, comprendió que la música cambia, evoluciona. De igual manera, las influencias también son otras. Ese es el arte, movimiento.
A Sergio no se lo puede encajonar en un solo género. “Me gusta la fusión”, dice mientras reafirma que esta libertad le permite navegar por diferentes sonidos y ritmos para encontrar el suyo propio. El resultado han sido varios discos como “Nada es lo que parece”, “En la oscuridad”, “Solo”, “Sabor ecuatoriano” o “Uno vuelve”. Además, de que algunas de sus canciones han sido interpretadas por artistas de la talla de Pamela Cortés, Tercer Mundo, Mirella Cesa, Alexandra Cabanilla, Margarita Laso, Martu, AU-D, Nata Cassette, entre otros.
Y esta es la vida de un artista, la búsqueda, el cambio, la confrontación.
Y finalmente, la creación.