Con un enfoque en los desafíos emergentes del entorno jurídico y empresarial, el 5th ICC Ecuador ADR Week se consolidó como un espacio de reflexión regional sobre los métodos alternativos de resolución de conflictos (ADR).
Organizado por la Cámara de Comercio Internacional capítulo Ecuador (ICC Ecuador) y la Cámara de Comercio de Quito, el evento reunió a más de 50 expertos de América y Europa, quienes abordaron desde el impacto de la inteligencia artificial en la práctica arbitral, hasta el rol de la mediación en disputas socioambientales y la evolución que impone el avance del cambio climático en los marcos normativos.
Durante tres días, Quito se convirtió en el punto de encuentro de profesionales del más alto nivel, entre ellos juristas, árbitros, mediadores, empresarios y representantes del sector público, quienes compartieron experiencias sobre la aplicación práctica de los ADR en distintos contextos, desde contratos públicos hasta controversias transfronterizas. Las discusiones permitieron contrastar los avances del Ecuador con las mejores prácticas de países como España, Colombia, Estados Unidos, México y Perú, generando una conversación técnica y estratégica sobre los aciertos, obstáculos y retos futuro del arbitraje y la mediación en la región.
La inauguración del evento estuvo a cargo de Mónica Heller, Presidenta de la Cámara de Comercio de Quito, quien destacó que el mundo atraviesa una redefinición del orden global, a lo que se suman importantes retos regulatorios, tecnológicos y éticos para las empresas, lo cual demanda repensar la manera de solucionar conflictos. En ese contexto, destacó al ADR Week 2025 como un espacio de diálogo enriquecedor para entender lo que ocurre a nivel global e incorporarlo en realidades locales con una visión estratégica.
La quinta edición del ICC Ecuador ADR Week contó con la presencia autoridades nacionales e internacionales, como Claudia Salomon, presidenta de la Corte Internacional de Arbitraje de la ICC, y Patricia Ferraz, directora de Arbitraje y ADR de la ICC para América Latina. Su participación es una muestra de la relevancia del internacional del evento realizado en Ecuador, así como de que la articulación entre el sector público y privado es fundamental para una resolución de conflictos de manera transparente, eficiente y ágil.
Claudia Salomon, presidenta de la Corte Internacional de Arbitraje de la ICC, destacó la relevancia del evento y de Ecuador en el ecosistema internacional del arbitraje.La jornada inaugural estuvo marcada por un análisis sobre el impacto de la tecnología en la resolución de disputas. Se destacó cómo las plataformas digitales y herramientas de inteligencia artificial están revolucionando la mediación y el arbitraje, ampliando el acceso a soluciones rápidas, personalizadas y más justas. En paralelo, se debatió sobre la evolución del principio de autonomía de la voluntad en entornos digitales, lo cual plantea nuevos desafíos éticos y jurídicos.
Durante el segundo día, los paneles abordaron desde los retos estructurales del arbitraje internacional hasta el uso estratégico de los dispute boards en contratos públicos. Se enfatizó el papel creciente de los ADR como herramientas corporativas, donde el abogado asume un rol más preventivo y estratégico. La sostenibilidad, la integración de valores ESG (Environmental, Social and Governance) y el equilibrio entre soberanía estatal e inversión extranjera también fueron ejes clave de discusión.
La apertura del tercer día se centró en un panel liderado por jóvenes profesionales, quienes analizaron los arbitrajes en el sector de la construcción y disputas socioambientales. Adicionalmente, se abordó el impacto del cambio climático en el arbitraje internacional y la necesidad de adaptar los tratados y mecanismos de resolución a estas nuevas realidades.
A lo largo del evento se reafirmó el concepto de que los ADR han dejado de ser mecanismos alternativos para convertirse en instrumentos fundamentales en la prevención y gestión de conflictos. Su efectividad radica en el compromiso institucional, el diseño contractual claro, el uso ético de la tecnología y una visión moderna del derecho como catalizador del desarrollo sostenible y del diálogo efectivo.