La alimentación se ha convertido en una pata fundamental para el bienestar, ya que multitud de estudios han demostrado que una dieta saludable influye en la salud física y mental de la personas.
Además, la nutrición es una gran aliada en el rendimiento laboral, ya que es un gran condicionante para la concentración.
Este factor entra aún más en juego cuando se trata de personas que desempeñan cargos de alta responsabilidad, donde la tensión, el estrés y la preocupación están muy presentes en su actividad diaria.
En este sentido, existen condiciones, como los horarios irregulares, la alteración del ritmo vigilia-sueño o el sedentarismo que ponen en riesgo los hábitos alimentarios de los altos ejecutivos y, por ende, condiciona su rendimiento laboral.
Ante este panorama, Tania Mesa, Directora Unidad de Nutrición y Enfermería en Neolife Medical Group, explica en una entrevista con Status que “se ha evidenciado que una mala alimentación puede reducir el rendimiento físico e intelectual y disminuir la capacidad de trabajo y a su vez la productividad. Como resultado, puede provocar desmotivación con respecto al trabajo, así como otros efectos en el desempeño laboral”.
Y es que, en rasgos generales, la alimentación de los ejecutivos se caracteriza por la omisión de comidas, la inadecuada distribución de alimentos a lo largo del día, el incremento en el consumo de alimentos con alto contenido calórico a expensas de azúcares y grasas insanas (bizcochos, galletas, snacks, productos de pastelería, así como ultraprocesados en general), picoteo entre horas o el incremento en la ingesta de bebidas estimulantes (bebidas tipo cola, altas dosis de café, energéticas) usadas para combatir el sueño.
Por su parte, el doctor Alfonso Galán, del Equipo Médico Neolife Marbella, detalla:
“El alto ejecutivo suele tener alterado su reloj biológico, ya sea por el aumento de volumen de trabajo, horarios, viajes y/o excesivas responsabilidades. Esto se traduce en estrés, insomnio, cambios de humor, alteraciones en el apetito y/o cambios en el ritmo del tránsito intestinal”.
Así las cosas, para combatir este tipo de situaciones y llevar una dieta lo más ajustada a su actividad laboral, los expertos recomiendan incluir en la dieta este tipo de alimentos:
Alimentos ricos en antioxidantes, como las frutas, verduras y hortalizas, para combatir el estrés crónico al que son sometidos.
Estar bien hidratados, gracias al ingesta de agua, infusiones y/o té, intentando evitar el consumo de refrescos, bebidas azucaradas, alcohol y grandes dosis de café, logrando un buen rendimiento físico y mental.
Alimentos que proporcionen energía con una buena calidad nutricional, como pueden ser los frutos secos naturales, carnes magras, cereales integrales ricos en fibra, así como el chocolate puro.
El consumo de ácidos grasos esenciales omega-3 contenidos en los pescados azules han demostrado una disminución de la incidencia del riesgo de enfermedades cardiovasculares e inflamación, gracias a su papel antiinflamatorio, mejorando el rendimiento mental.
El aceite de oliva virgen extra como principal fuente de grasa tiene un efecto contra la inflamación crónica y el síndrome metabólico. Su consumo se ha asociado con una mejor función cognitiva.