Vientos contradictorios soplan estos días en América Latina sobre las decisiones frente al contagio del Covid-19 pero es patente que el mal aún no ha podido ser controlado. Las respuestas han sido distintas en cada país, desde los palos de ciego en el Brasil de Bolsonaro y en el Perú hasta cierto control y equilibrio en Colombia.
Ante el foco rojo en que se han convertido los Estados Unidos donde más de 750 mil personas han sido contagiadas, con 40.500 muertes de acuerdo con datos de la Universidad John Hopkins, el epicentro del subcontinente está en el Brasil con más de 2000 mil muertes. Bolsonaro simpatiza con manifestaciones en contra de continuar con la cuarentena y, en su proverbial tono violento, ha desafiado las restricciones y prevenciones dictadas en la situación de emergencia. La semana pasada despidió a su ministro de salud, Luiz Henrique Mandetta, por discrepancias públicas acerca del manejo de la situación de pandemia, y parece ser que la línea de Bolsonaro es volver al trabajo: hace campaña para poner fin a la cuarentena decidida por los gobernadores y dice que espera volver al trabajo porque “la masa no puede quedarse en casa porque el frigorífico está vacío”.
Mucho más sensato ha resultado el presidente de Argentina que ha procedido con una clara política frente al embate mundial del Covid-19. Sin embargo la economía comienza a sentir el peso de la crisis cuando las ventas de las empresas caen más del 64% por la cuarentena y el panorama es gris: más del 90% de las empresas consultadas en una encuesta dice que las ventas han caído sustancialmente y cerca de un 15% piensa que si la cuarentena se extiende más de un mes deberán cerrar. Es una preocupación común para los negocios medianos en América Latina. Buena parte de las empresas declaran que no podrán pagar abril si las cosas continúan igual. El gobierno ha respondido con el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) para los trabajadores independientes con cargo a los intereses por parte del Estado. 11.000 millones de pesos, 162 millones de dólares, serán destinados para el efecto.
Sin duda el empleo es uno de los aspectos más afectados en una zona cuya previsión de crecimiento se ha ido por la borda, más en condiciones en que los precios del crudo de petróleo, de los cuales varios países dependen, caen por los suelos y al cierre de esta nota tocan nivel cero, no figurativamente. La situación de la economía de la región a causa de la crisis general del sistema y con una curva de contagio que no cede, es más que incierta: oscura.