Podría pensarse que el yoga en tanto práctica trascendental no refrendaría una relación con el sexo en cuanto el asunto más carnal del ser humano. Pero eso definitivamente no es así pues el yoga permite cuidar de modo integral la carne y el espíritu. Los beneficios del yoga para la vida sexual no son asunto colateral. Más allá del uso práctico y vanidoso del yoga los resultados de investigaciones arrojan que entre quienes lo practican se da una correlación directamente proporcional con la vitalidad de la vida sexual. Más yoga mejor sexo podría ser la premisa pero la gran pregunta que nos sorprende es la siguiente: ¿qué datos respaldan esa opinión?
Primero hay que decir que la tonificación de los músculos, el encuentro con el grado cero del relajamiento, la calma de la presión sanguínea, la contribución activa para mitigar o suprimir dolores en la espalda y otras zonas del cuerpo aporta de modo decisivo para que los puntos esenciales que deben ser presionados por un habilidoso amante estén a punto de caramelo en el momento del placer. Trabajar en ello de modo directo, como lo hace el yoga, impulsa activa y apasionadamente en el crecimiento y rendimiento de los niveles del placer sexual.
Pero no solo ello. Lo segundo es la salud mental. La meditación inherente a esta práctica privilegia la concentración, factor de cardinal importancia a la hora de hacer el amor. Ha sido en la cuna del yoga precisamente, la India, donde investigadores de gran competencia (Hospital Dr. Ram Manohar Lohia de Nueva Delhi) quienes aplicaron un estudio entre mujeres que participaron en un campamento de yoga.
Todo obedeció a un experimento de práctica de posturas. Para quienes conocen algo de yoga, las mujeres probaron asanas del tipo la cobra, el triángulo, la vela, la rueda, el pez, torsiones o la postura del cadáver. Ello dio como resultado que varias de las partes estimuladas o protegidas o cuidadas por el yoga mejoraron ampliamente y se produjo una gran predisposición para amar. La consumación del orgasmo, de una buena lubricación, de mayor excitación y la reducción, el aplanamiento de cualquier molestia o dolor fue el resultado de la práctica.
No cabe duda: el yoga y el amor van de la mano. A practicarlos juntos y por separado.