17 años son suficientes para un recuerdo, un retorno. Hay quienes dicen que una pareja que se amó nunca dejará de desearse pese a los cataclismos que hayan debido superar, y probablemente este sea el caso: después de 17 años de haberse separado, la pareja Affleck-Jenniffer López se ha dado una escapada erótica. La López ha puesto fin al romance que mantenía con Alex Rodriguez y se ha ido a la cama con su ex.
La relación es casi tan vieja como nuestros tiempos de universidad. En 2000 rodaban una cinta, “Gigli”, que nadie recuerda e iban en el protagónico y Affleck aún no mostraba su buen hacer como director de cine más que como actor. Solo se convirtieron en la pareja de moda de un par de años y eso, en el mundo del espectáculo, es como una lluvia de verano. Como es su costumbre, López levantó su romance sobre otro: en aquel tiempo estaba casada con Cris Judd. Affleck se cruzó y López compartió las dos camas hasta 2002. Transcurridos cinco meses de ese año, la prensa rosa (entre la que no nos contamos) anunció su romance.
Prestos a inventar definiciones, las rotativas los denominaron “Bennifer” y se complacieron en decir que todo había ocurrido a primera vista, como en los verdaderos romances pero también como son contados los más cursis. Se acogieron al clásico anillo Harry Winston de 6.1 quilates con diamante rosado y detalles de diamante blanco de 2 millones de dólares y el resto. Iban a casarse. Entretanto, gracias a su interpretación de Selena y a sus bailes en vídeos de los hits de moda que ella colocaría en los charts, la buena de JLo se situó como el cuerpo perfecto o como las mejores posaderas desde la Tongolele.
Paparazzis en medio, la relación prosperó, el dinero se amasó, las malas actuaciones en el cine de JLo se sucedieron sin pena ni gloria pero Affleck pasó de ser un galán cara bonita con una pizca de antipatía a interpretar papeles de más carácter y a dirigir películas con cierta prestancia que, poco a poco, se convertiría en destreza. Hay que decir que la prensa sí los siguió durante años y quiso hacer de ellos una reproducción de la mítica Richard Burton-Liz Taylor. Pero, ejem, vamos, no había la madera, como se dice por ahí. Una cosa es Burton y Taylor en “¿Quién le teme a Virginia Woolf?”, dirigida por un Mike Nichols, y otra muy distinta “Gigli”. En lo posterior vimos cómo Affleck hizo una muy interesante “Hollywoodland” en calidad de director y a sus órdenes estuvo Adrien Brody. Pero la relación con la López solo había durado dos años y en 2004 ya anunciaban su separación.
JLo iría a parar a los brazos del cantante de salsa descafeinada de nombre Marc Anthony en 2004 cuando las sábanas que compartió con Affleck aún estaban calientes, y seguiría con su historial de conquistas y engrose permanente de su cuenta bancaria. La López procreó con el cantante y Affleck hizo lo propio con Jennifer Garner, con quien tuvo a sus tres hijos. Pero la amistad, como suele llamarse a las ganas y al deseo, se mantuvo latente o… respondió al consejo de un gerente de marketing de sus respectivas agencias. A los 17 años la magia se ha hecho de nuevo.
Voilà!