Air Europa avanza con paso firme en su propósito de ser la aerolínea preferida para conectar Europa y América Latina. Así lo confirman las palabras de Imanol Pérez, director Comercial de la compañía, y Rafael Brull, director de Marketing, quienes, en entrevista, detallaron cómo la aerolínea refuerza su presencia en la región y, en particular, en Ecuador, con rutas estratégicas y un servicio que busca ir más allá del vuelo.
Una de las grandes novedades es la apertura de la ruta a Estambul, un destino que promete convertirse en un puente dinámico entre Ecuador y uno de los enclaves más fascinantes de Europa. Desde el pasado 12 de mayo, Air Europa opera un vuelo diario hacia la ciudad turca, con una conectividad diseñada para que el pasajero pueda enlazar cómodamente desde Quito o Guayaquil, haciendo escala en Madrid. “Empezamos con mucha expectativa y el arranque ha sido sorprendentemente positivo. Confiamos en poder ampliar frecuencias pronto, pero por ahora un vuelo diario con un Boeing 787 Dreamliner ya es una gran novedad”, afirma Pérez.
Esta expansión no es fortuita: responde a una visión clara que ha guiado a la aerolínea desde sus inicios. Ser el puente natural entre ambos continentes implica mucho más que abrir rutas. Es una apuesta por sumar frecuencias, modernizar la flota y ofrecer horarios que se ajusten a las necesidades reales de los viajeros. Hoy, Air Europa compite con los grandes en lo que se refiere al tráfico aéreo entre Europa y América Latina, buscando ofrecer un servicio que sobrepase las expectativas.
Pero la propuesta de valor de Air Europa se cimenta también en su compromiso con la experiencia a bordo. Como explica Rafael Brull, la homogeneización de la flota con aviones Boeing, especialmente la incorporación de los modernos 787 Dreamliner, es clave para ofrecer vuelos de largo alcance más eficientes y cómodos. “Son aviones que reducen las emisiones de carbono y mejoran notablemente la experiencia de viaje, algo que los pasajeros valoran cada vez más”, destaca.
Más allá de la tecnología, la diferencia se construye con detalles que hacen del viaje algo memorable: menús cuidados, opciones de entretenimiento, conectividad a bordo y un equipo de tripulantes que, especialmente en la cabina Business, procuran que cada pasajero se sienta atendido de forma personalizada. “Creemos que la experiencia comienza desde que se busca un vuelo y se extiende hasta después del viaje. Por eso trabajamos en cada etapa del ciclo de vida del cliente, para garantizar que cada contacto cuente”, añade Brull.