Los problemas del desarrollo humano han tocado límites en relación con la protección del ambiente.
Desde hace cuarenta años se viene hablando de economía ecológica e incluso de ecologismo popular en un giro que procuraba conceder la razón de un abastecimiento equilibrado en el consumo a los más pobres.
Los ricos, se dijo, consumen, gastan más y ensucian más. Las mediciones al respecto han sido más bien exiguas pero de lo que sí se puede dar fe es que el consumo masivo es el problema social más importante para la contaminación del planeta.
Las Naciones Unidas han establecido que en lo que a prendas de vestir se refiere, en los últimos años se consume el 60% más de ropa de lo que se hacía hace tres lustros y que las prendas son utilizadas solo en un promedio de diez veces antes de ser desechadas.
En el año 2000 estos valores se cortaban a la mitad. Esto significa que en cosa de 15 años hemos duplicado la tasa contaminante de la ropa y no solo es un asunto de los ricos pero sí es un problema inherente al capitalismo.
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