El tema de Woody Allen ha encendido las más grandes pasiones los últimos treinta años por fuera de los platós de Hollywood y de las salas de cine del mundo, y comenzó cuando se descubrió que Soon-Yi, hija adoptiva de Woody Allen y Mia Farrow, su pareja de ese entonces, mantenían un romance secreto que terminó por destruir a la pareja. Después del suceso todo ha sido sumar conflictos a medida que el resentimiento crecía y la animadversión —por decir lo menos— de Farrow sobre Allen se elevaba hasta niveles insospechados. Hoy el enfrentamiento alcanza niveles apocalípticos al estrenarse en HBO un documental que recoge testimonios inéditos de gente cercana a la pareja que al parecer dan cuenta del comportamiento psicológico, sexual y amatorio de Woody Allen.
Hay que empezar diciendo que Allen es uno de los más grandes cineastas norteamericanos vivos, una verdadera institución con sede en Manhattan, ciudad de Nueva York, y una de las eminencias del establecimiento judío de los Estados Unidos. No ha cesado un minuto de trabajar para engrosar su muy dilatada carrera que cuenta títulos esenciales como “Annie Hall”, “Manhattan” o “Hannah y sus hermanas”. El director ha encumbrado la carrera de no pocos actores, varios famosos se han disputado actuar bajo sus órdenes y ha regalado un puñado de historias y temas que quedarán, es muy probable, para la posteridad cinematográfica de esta parte del mundo. Allen es ya, como su padre inspirador Ingmar Bergman, pero en otra medida, un clásico.
Todo se incendió a raíz de su escandaloso romance con la hija putativa. En descargo o como simple puntualización hay que decir que cuando comenzó el asunto se alega que ella era mayor de edad (lo que evita el estupro), que Soon-Yi había sido adoptada por Mia Farrow y que no vivían juntos en la misma casa. Pero ante esas precisiones, Mia ha sido más precisa y se dice que ella manipuló a la hija adoptada de ambos, Dylan, para que acusara a su padre de abuso sexual cuando era una niña. En adelante se formaron dos bandos en la familia: uno con Farrow y otro con Allen. Tras trece películas juntos, la pareja encontró el camino de los destrozos para dar rienda suelta a su futuro.
En tanto que Soon-Yi siempre se ha mostrado leal y agradecida con quien hasta hoy en día es su marido, el cineasta ya octogenario, Ronan Farrow, también hijo de la pareja, se ha lanzado contra su padre de modo abierto acusándolo de agresor sexual y agresor a secas. Ronan tiene su fama bien ganada en el mundo del periodismo americano (ha ganado el premio Pulitzer por su trabajo con el New York Times) y siempre se ha corrido el rumor de que no es el hijo de sangre de Allen sino de Frank Sinatra con quien guarda un asombroso parecido y con quien su madre, Mia, estuvo casada. Por el contrario, otro de los numerosos hijos entre adoptados y carnales de la pareja, Moses Farrow, ha salido en defensa de su padre y ha señalado por escrito varias de las imprecisiones en la denuncia hecha contra Allen como agresor.
El documental que se estrena el 21 de febrero parece ser una investigación seria que trae el testimonio de esos numerosos testigos y amigos cercanos a la pareja Allen-Farrow pero también habla acerca de la incidencia del problema personal de Allen en el mundo del cine. Preciso es decirlo en Dolce Vita que nunca se presentaron pruebas suficientes para comprobar la culpabilidad de Allen y que, por el contrario, Moses Farrow ha desacreditado a su madre y ha señalado la manipulación que ella ejerció, al parecer, sobre varios de sus hijos. Muchos fueron los actores que lamentaron haber trabajado con Allen en algunas de sus películas, en tanto que otras celebridades como Diane Keaton o Emma Stone han salido en defensa del director, no solo por su calidad artística sino por sus cualidades profesionales y de trato. Habrá que acercarse al documental, pero lo que sí se sabe es que la reciente autobiografía del director se ha vendido como pan caliente en todo el mundo, en medio de la desoladora pandemia del Covid-19, y ha ratificado no solo que el mundo sigue leyendo, sino que Allen, además de divertido, es uno de los individuos más brillantes del mundo del celuloide. “A propósito de nada” es el nombre del libro que debe ser leído y que se puede hallar (como acostumbramos a decirlo en el mundo digital), aquí.