10 motos para calle míticas en el siglo XX, amigas y amigos de Dolce Vita. La moto es la diosa del transporte veloz e intrépido en las grandes urbes del siglo XX. Hemos dedicado nuestra atención a los portentos en dos ruedas y nunca está demás volver la vista a las 10 motos de calle míticas del siglo XX. No todas las motocicletas han llegado a ocupar este sitial de privilegio que hoy pocas ostentan.
Son aquellas que por una causa u otra dieron un giro cualitativo en el arte de viajar en moto y aún están en producción. Un repaso a sus nombres no nos viene nada mal. ¿Cuáles son? Empezamos con la Vespa de 1946, fábrica madre de la motorización en Europa tras la segunda guerra mundial y en plena recuperación después de la debacle. Fue el icono de un medio de transporte barato, limpio y accesible para todo público, la gran invitada de Vacaciones en Roma, tanto como de Roma de Woody Allen y un sinfín de películas más.
En 1957 la Harley-Davidson Sportster sorprendió en su calidad de uso cotidiana y fue la moto que permitió el acceso a la gran marca. El 57 fue el año definitivo y al parecer ha dejado de ser producido de modo definitivo, una pena entre las personas que aman las motocicletas.
En venta desde 1957, este año es el último que se podrá adquirir en Europa de manera oficial, según ha comunicado la marca americana. Una oportunidad para adquirir una moto histórica. La Montesa Impala de 1962 ha logrado lo que pocas: que después de treinta años de estar en la escena de las motos, un 5% de su producción siga rodando. Sin embargo ha recibido un ultimátum en algunas ciudades de Europa: queda fuera de ciudades como Barcelona a causa de sus normas en contra de la contaminación. Los períodos de auge de esta motocicleta fueron 1962-1972 y 1982-1989 (Impala 2).
La Honda CB 750 de 1969 llegó al mundo para cambiar la historia al marcar el techo de las tetracilíndricas japonesas de la época y ser la primera moto de producción que llevó frenos de disco. Duró hasta inicios de 2003 en que su producción se detuvo. Pero la marca de esta Honda ha sido imborrable igual que el de la BMW R90 S de 1973 que fue la respuesta de la BMW al brío japonés en el tema de motos. Con la R90 S, las BMW se lanzaron de modo amplio a la modernidad motociclística aunque siempre han sido algo caras. Duraron tres años en la escena mundial.
La Guzzi Le Mans de 1976 tuvo tres versiones entre su año de origen y 1992. Presta a alcanzar los 200 km/h fue el Meteoro de la época tanto como la Yamaha RD 350 LC de 1985 que marcó una era muy identificada en el cine con motos japonesas y velocidad, a la manera del filme Black Rain con Michael Douglas. Era demasiado cara y respiró hasta 1993.
Y llegamos a la Suzuki GSXR 750 R de 1985 que fue la primera moto de calle con especificaciones de competición, entre los que se contaban el chasis de aluminio, ser ultraligera y sin ceder nada para ser ultracómoda. Esta moto marcó a una generación que encontró en ella la primera de las Superbike que todavía se vende en algunos países. Junto a ella, una Kawasaki ZX10 Tomcat de 1988 no tenía nada qué envidiar hasta llegar a la velocidad punta. Kawasaki hizo esta Tomcat, capaz de dar 137 CV y rozar los 300 km/h.
La belleza nunca está a la saga y es lo que ha ocurrido con la Bimota YB8 de 1990, que solo nos dio 252 unidades. Su propulsión de origen fue el motor de la FZR 1000 EXUP con un peso 25 kilos más ligero que esa aunque era mucho más cara. ¿Coleccionistas? A buscarla y deleitarse con ella. En Dolce Vita.