El desempleo de Guatemala es tan bajo como el de Suiza. Y mucho menor que el de países ricos como Estados Unidos, Dinamarca o Finlandia. Pero en América Latina despunta.
Desde un punto de vista económico, podría ser catalogado como el “paraíso del pleno empleo”, excepto por un detalle: Guatemala no es Suiza.
Guatemala ostenta el récord de la nación con el menor desempleo en toda América Latina: 2,5%. Pero, lamentablemente, las razones detrás de este fenómeno son muy distintas a las que lo explican en los países desarrollados.
Básicamente, como hay tan poco trabajo formal en Guatemala, la gente ya no busca. Y cuando dejas de buscar, estadísticamente no estás en la categoría de “desempleado”.
Es una paradoja que deja en evidencia cómo el mundo de las estadísticas puede crear imágenes que desde un punto de vista lógico son difíciles de entender.
“Es una cifra engañosa”, le dice a BBC Mundo Luis Linares, coordinador del Área de Estudios Laborales de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales, ASIES.
En Guatemala la mitad de la población vive en condiciones de pobreza. Y es el país con la mayor desnutrición infantil de América Latina, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“En Guatemala hay una verdadera catástrofe humanitaria silenciosa”, dice Linares.
La gran paradoja
El “desempleo suizo” de Guatemala de 2,5%, aparece en el “Panorama Laboral” de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicado a fines de enero, con cifras actualizadas al tercer trimestre de 2019.
Sin embargo, los datos más reciente de la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos (ENEI) de Guatemala, sitúa la desocupación en un nivel aún más bajo: 2% de la población económicamente activa.
¿Cómo es posible un desempleo tan bajo en un país tan pobre?
Linares explica que la mayor parte de la población hace trabajos informales o por cuenta propia, y por lo tanto, no tienen un empleo asalariado.
“El empleo de muchas personas es vender cualquier cosa en la calle”, apunta.
Otros buscan refugio en el trabajo familiar no remunerado, como por ejemplo, una madre que hace labores en una pequeña granja, o una joven que ayuda a vender alimentos en algún mercado.
“La pobreza no ha cambiado en dos décadas y el salario mínimo (US$360 mensuales) no cubre el costo de la canasta de alimentos”, agrega el experto.
Según el gobierno de Guatemala, cerca de un 30% de la gente vive de un empleo formal y un 70% tiene un trabajo informal.
Y es precisamente esa gigantesca informalidad, la que ayuda a crear una ilusión de pleno empleo.
Los guatemaltecos se van de Guatemala
En un país con tanta pobreza, desnutrición y trabajo informal de sobrevivencia, aquellos que pueden, se arriesgan a hacer la travesía migratoria hacia Estados Unidos.
Aunque no hay cifra oficiales, algunas estimaciones apuntan a que cerca de 100.000 personas migran cada año hacia la primera economía del mundo, de las cuales la mitad son deportadas.
Se van de un país que tiene dos grandes fuentes de ingresos: la exportación de vestuario, banano, café, azúcar, cardamomo y las remesas.
Guatemala no cuenta con un desarrollo industrial ni de infraestructura que le permita integrarse a los mercados globales.
Tampoco hay mucha inversión pública porque el fisco recauda poco, siendo Guatemala unos de los países latinoamericanos con la carga tributaria más baja de la región.
Es por eso que su destino está atado a lo que ocurra tanto con la economía como con las políticas migratorias de Estados Unidos.
A pesar de las dificultades, la economía guatemalteca está creciendo a un ritmo de 3,4%, una velocidad bastante mejor que la de varios de sus vecinos.
Pero como también ocurre en el resto de la región, la desigualdad no da tregua.
“Tenemos la clase media más pequeña de América Latina”, apunta Luis Linares, agregando que la mezcla entre concentración de la riqueza y corrupción, ha dificultado el desarrollo del país.
Salarios bajos y mujeres fuera de la fuerza laboral
El economista Hugo Ñopo, coordinador del Panorama Laboral de América Latina y el Caribe 2019 de la OIT, le dice a BBC Mundo que las condiciones laborales en Guatemala son muy precarias.
Un 20% de los ocupados trabaja sin remuneración y muchas personas tienen empleos informales de baja productividad, explica.
Pero además, entre los asalariados, los sueldos son extremadamente bajos.
“El salario promedio de la población es solo ligeramente superior al salario mínimo”, dice Ñopo.
A lo anterior se suma la difícil situación que viven las mujeres.
“La gran mayoría de las mujeres del país, casi dos de cada tres, no participa de los mercados de trabajo”, agrega.
Mirando el resto de la región, el segundo país con el desempleo más bajo de América Latina es México, que en el informe de la OIT aparece con un 3,5%.
Y tal como ocurre en Guatemala, en México también el empleo informal es gigantesco.
Es por eso que la creación de “empleos decentes”, señala Ñopo, es fundamental, entendidos como trabajos productivos, con salarios justos, protección social y derechos laborales.