No dudemos que el tiempo ha sido duro. Pero no dudemos tampoco que la inversión en bienes raíces en nuestro medio es la mejor entre muchas. Varios sectores han sido golpeados y esperamos su recuperación completa porque toda economía es un mecanismo coordinado, si tenemos mayor capacidad adquisitiva podremos acceder a más servicios, ser sujetos de crédito, endeudarnos, invertir, pagar más impuestos por mejores servicios y así la cadena se completa. En el caso de los bienes raíces sabemos que su adquisición, compra, legación son canales para la generación de riqueza en los países. Es un caso ejemplar porque encadena financiación, seguros, adquisición de vivienda, pago de impuestos o alquileres. Es un ejemplo de generación económica.
En nuestros días de pandemia, 2021, los bienes raíces seguirán siendo una fuente de ingresos y una inversión segura. Las razones:
- Hoy más que nunca la gente quiere un hogar. Como se ha conocido, el sector de inmuebles se ha mantenido y aun fortalecido a causa de la necesidad de la gente de contar con un lugar en el que sentirse protegido, un hogar. Las personas sienten como segura una vivienda a causa de las muchas horas de reclusión a las que nos ha convocado la pandemia del Covid-19. No solo es un lugar de llegada después de las jornadas, sino sitio de convocatoria de la familia nuclear, de trabajo, estudio, ejercicio y esparcimiento. No solo las viviendas de metraje medio han tenido gran demanda sino las de gran amplitud por las mismas razones. Por ello hay un incremento de la demanda de inmuebles.
- Incertidumbre económica. Lamentablemente vivimos una época de incertidumbre económica que nos conduce, sin duda, a tomar previsiones. Siempre los bienes raíces han sido la primera opción para tener más estabilidad. Quienes tienen la suerte de tener una segunda casa pueden venderla o alquilarla.
- Buen retorno sin alto riesgo. Lo sabemos: invertir en bienes raíces entraña un riesgo menor para quien los compra pero también para quien los edifica. Las recuperaciones en el mercado de bienes raíces implican recuperación de nuestros bolsillos y ello ocurre en ciclos cortos. En el Ecuador no hemos vivido fenómenos como las burbujas inmobiliarias de España. Si hay una caída de precios la pérdida es menor porque uno cuenta con un bien que puede conservar o vender es otro factor a tomar en cuenta. De estabilizarse o robustecerse el mercado, el patrimonio aumenta y con ello el legado para quienes vienen después de nosotros. No solo eso: un bien es una garantía para un crédito en caso de ser necesario.
- La plusvalía y la ganancia de valor. Los bienes raíces ganan valor con el tiempo. Es una situación en la que ciudades como Quito o Guayaquil han ingresado de modo irreversible. ¿Por qué? Porque cuando las ciudades se hacen más grandes los lugares para vivir son más escasos, especialmente los situados en lugares céntricos o estratégicos. En función de ello, con el paso del tiempo los inmuebles se hacen más caros. He ahí un argumento casi irrebatible para invertir en bienes raíces.
- Frecuencia de retorno. Este título no es tan complicado de entender, quiere decir esto: que lo que recibimos a cambio de un bien alquilado es constante pese a los vaivenes de la economía. Podemos prever el plazo de nuestros ingresos (porque hemos firmado un contrato de alquileres), sabemos con claridad el monto de entrada (el alquiler que nos pagan) y ello nos permite hacer cálculos para nuestras propias inversiones. Con ahínco, podemos y deberíamos alcanza una tasa de retorno mayor a la que ofrece un banco.
- El bien inmueble: un mundo en perpetua construcción. Como sabemos, los bienes están expuestos a su mejoría con el tiempo: al estar hechos de materia modificable, madera, concreto, vidrio, se pueden siempre mejorar y con ello ganar rentabilidad en el caso de alquiler o venta. Si la propiedad de base, estructural y en diseño, está bien hecha, los cambios que se pueden hacer van a perdurar en el tiempo de modo muy amplio. Ello logra, como queremos hacer ver en esta Dolce Vita con la asesoría de Rosero Construye, que un bien inmueble sea una inversión no de plazo inmediato sino de mediano y, en ocasiones, hasta de largo plazo. Atrévase con ella, querido lector.