Autora: Anabel López
La moda actual está pensada en función de hacernos sentir fuera de tendencia constantemente. De las 2 temporadas al año que conocíamos, Primavera/Verano y Otoño/Invierno, ahora hay hasta 52, lo que quiere decir que, si dividimos los días del año para las 52 nuevas temporadas, deberíamos sentirnos pasados de moda cada semana, comprar constantemente nuevas prendas y desechar otras.
Quién iba a imaginar que un virus relegaría a la moda a un segundo plano. Ahora que estamos confinados sin poder salir ¿de qué nos sirven tantas temporadas y toda esa ropa desechable? Ropa que no se usa dentro de casa porque los mejores looks fueron comprados para ser mostrados a los demás, fuera de nuestros hogares y en ocasiones especiales. En casa utilizamos solo lo que nos hace sentir más cómodos, algo que nos identifica, que representa quiénes somos en realidad cuando no tenemos nada que aparentar.
Muchas cosas han salido a la luz durante esta pandemia, demostrándonos que el mundo no puede volver a la normalidad porque lo normal no estaba funcionando. Si bien es cierto, hay bondades que han emergido para ayudar y para devolver un poco de esperanza a la humanidad, también hay mucho que debe cambiar
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La época del COVID-19 nos demanda empezar a contribuir, a colaborar, a pensar en el otro, a amar un poco más. Es obligatorio saber que resulta mucho más beneficioso compartir que competir. Las marcas de moda y empresas en general deben cambiar su enfoque y las personas deben aprender a consumir.
Mi propuesta como diseñadora de modas se enfoca en el carácter expresivo de la moda. Crear diseños que dialogan y hablan de las personas que los visten. Cada prenda que diseño es creada bajo un concepto y tiene su propia personalidad, no se dejan llevar por tendencias ajenas y vacías.
Propongo prendas únicas porque somos únicos. Prendas cómodas, de calidad y adaptables, que no forman parte de una sociedad de remedo y no mueren al culminar una temporada. Se debe hablar de una moda perdurable, que no se descarta fácilmente porque forma parte de una sensibilidad. Pero lo más importante, una moda cuyo entorno es positivo, vestidos que dan trabajo digno, bien pagado, con un diseño que piensa siempre en los procesos que están detrás de su producción, procedimientos mucho más humanos y mucho más conscientes con nuestro hogar y su medio ambiente.
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