El arte encuentra en el cuerpo un medio para expresarse, una vía para alcanzar expresiones subjetivas capaces de despertar emoción. Para Luis Miguel cada uno de sus cuadros busca contar una historia, transmitir un sentimiento o una pasión. Su inicio con la pintura fue un encuentro con una verdad, aceptar que el arte regiría su vida y que cada una de sus actividades estarían ligadas entorno a un pincel y un lienzo.
Durante su juventud Luis Miguel dibujaba y lo hacía sin parar. Sin embargo, convertirse en un artista no estaba entre sus planes. Estudio una carrera profesional convencional y trabajó en diferentes empresas. “Todas las hojas de los cuadernos de mi novia tenían dibujos míos. Un día, cansada ella ya, me dio un lienzo de 25 x 15 cm con una caja de óleos y un pincel pequeño. Ella me confrontó con una realidad que me dio pánico”. Mi primer cuadro fue el recuerdo de un viaje realizado a Egipto. Para Luis Miguel el resultado fue una puntura sincera y reveladora.
Luis Miguel pinta sus historias, sentimientos, frustraciones y alegrías. No lo hace para ser visto o ser aclamado. Lo hace para él mismo. La pintura es la forma cómo se comunica con el mundo, con la realidad. Es un diálogo consigo mismo como han sido diálogos los de muchos artistas. Es su destino.
Para Luis Miguel pintar es un proceso de transformación. Estar frente a un lienzo es un momento íntimo, cargado de emoción y confrontación. “Hay veces que le tengo más miedo a un lienzo en blanco que a un toro negro”.