Mafalda es una niña particular. Su curiosidad, visión del mundo y dudas existenciales son excepcionales. Pocos seres humanos, grandes y chicos, podrían plantearse los cuestionamientos que ella lo hace.
Mafalda es también una nena despierta, inteligente, precoz, cascarrabias, simpática, generosa y atrevida. Cuestionadora como pocas, preocupada por los derechos humanos y La Paz. Es dura, mucho, con sus padres porque los considera pasivos, conformistas, poco contestados.
Es parte de una familia tipo argentina, de clase media: padre, madre y un hermano menor. Guille. La mascota de Mafalda es la tortuga Burocracia, un hombre precios para describir una realidad que no solo se da en los países en vías de desarrollo.
Sus ocurrencias reflejan las inquietudes sociales y políticas de los años sesenta (¿las mimas que tenemos hoy en día y que llamamos conciencia social?). Se preocupa por las noticias diarias y este pendiente de la radio, lo que para la actualidad sérianos las redes sociales solo que con contenido. Mafalda representa el inconformismo de la humanidad, aunque guarda esperanza en las acciones de su generación (triste contarle hoy que el mundo no ha cambiado NADA).
SU CREADOR
Joaquin Salvador Lavado Tejòn nacional el 17 de julio de 1932 en Mendoza, Argentina. Sin embargo, para los registros oficiales ese niño llegó al mundo recién el 17 de agosto. En su familia, lo apodaron Quino para diferenciarlo de su tío que llevaba el mismo nombre y que era pintor y diseñador gráfico, y que fue su mentor.
A los trece años se matriculó en la Escuela de Bellas Artes pero abandonó porque, según sus palabras, estaba “cansado de dibujar ánforas y yesos”.
Y decidió en ese momento lo que quería hacer para ganarse el pan de cada día: ser dibujante de historietas y humor para esto tuvo que mudarse a Buenos Aires, buscar editoriales y medios que quieran publicarlo. Aunque largo el camino, lo consiguió. “El día que publiqué (en 1954) mi primera página -dijo recordando su debut en el semanario Esto es, de Buenos Aires- pasé el momento más feliz de mi vida”.
Desde entonces y hasta la fecha sus dibujos de humor se publican interrumpidamente en infinidad de diarios y revistas de Amèrica Latina y Europa.
El gran éxito y fama internacional no impedirán que Quino, el 25 de junio 1973, tome en decisión para algunos desconcertante: no dibujar más tiras de Mafalda, pues ya no sentí a la necesidad de utilizar la estructura expresiva de las tiras en secuencia. Sin embargo, el interés por Mafalda se ha mantenido intacto, de hecho, sus libros se reimprimen hasta la fecha.
En 1984, invitado a integrar el jurado del Festival de Cine Latinoamericano de La Habana, viajó a Cuba donde comenzó su amistad con el director de cine de animación Juan Padrones y firmó un contrato con el ICAIC (Instituto Cubano del Arte de Industria Cinematográficos) para la realización de cortometrajes con sus páginas de humor. La serie se llama Quinoscopios, dirigidos por Juan Padrones sobre dibujos e ideas de Quino.
A lo largo de su carrera recibió múltiples reconocimientos, entre ellos la Orden Oficial de la Legión de Honor, la honra más importante que el gobierno francés le concede a un extranjero. 2014 es especial porque Quino cumple 60 años en el humor gráfico y Mafalda 50. En es año recibió en España el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades e inauguró la 40 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.