Sabemos que El Gran Gatsby va para Broadway como también lo hace Gambito de Dama, la exitosa serie con la mujer y belleza del presente, Anya Taylor-Joy. No nos sorprende en ninguno de los dos casos dado que la serie ha sido un emblema de triunfo y un sinónimo de historia bien contada a tal punto que se ha llevado todos los premios y la alegría de quienes la han visto. No faltaría menos cuando se trata del recorrido de una competidora de ajedrez magistral pero sola, bella pero fría, dotada pero escasamente dada al mundo y a sus exigencias.
En un momento en que todos parecen doblar la rodilla y querer agradar a los otros por razones económicas o de aceptación, Beth, la protagonista de Gambito de Dama dice un simple y rotundo no. No ocurrirá lo mismo con el Gatsby que parece decirle a todo sí, al éxito, el triunfo y la gloria en la nación más grande de todas, los Estados Unidos de América, pero sobre asentado en raíces espurias, como corresponde a toda gran historia americana.
Como sabemos, el Gastby es una historia de triunfo, de fastuosas fiestas y de secretos, como corresponde a toda gran obra de arte. Es una historia acerca del ascenso y del sueño ambientado en los gloriosos y dolorosos años de 1920, pero también es una fábula acerca del amor y la soledad, apetecible y, a nuestro modo de ver, llevada de modo lamentable a las pantallas. Muchas razones se pueden aducir para este fracaso de una de las grandes novelas americanas a la hora de ver la luz de celuloide, entre ellas la escasa comprensión de los directores que han intentado con la magistral obra de Francis Scott Fitzgerald.
El libro nos habla sobre el privilegio, la caída del sueño americano en los años 20, el vacío existencial, las diferencias de clase, el amor y la soledad, y la industria del cine no puede resistir una historia como esa.
La primera vez que el Gatsby llegó al cine fue en 1926, un año después de la publicación de la novela, como una película muda creada por el legendario Herbert Brenon, después llegó una en 1949 con el actor Alan Ladd como Gatsby, que fue sucedido por Robert Redford en su versión de 1974 junto a Mia Farrow (que se llevó dos premios Oscar), en el 2000 tuvimos otra versión con Paul Rudd y Mira Sorvino y, finalmente, en 2013 Baz Luhrmann dirigió su propia versión con Leonardo DiCaprio y Carey Mulligan (a quien tienes que ver en Promising Young Woman) como los amantes trágicos de la historia.
Cada generación ha tenido a su propio Gatsby y la historia ya es muy conocida, pero Gatsby sigue siendo un icono de la literatura americana y ahora Broadway quiere darle una nueva vida, de la mano del escritor Thomas Bartlett, quien recibió un premio Oscar por su canción con Sufjan Stevens “Mystery of Love” de la película de 2017 Call Me by Your Name.
El guion será escrito por la ganadora del Pulitzer Martyna Majok y será dirigida por la nominada al premio Olivier Rebecca Frecknall, escribe Deadline.
La gran mansión y las fiestas de Gatsby en vivo sobre el escenario, de acuerdo con los reportes, la obra contará con música creada por Florence Welch, la enigmática, poética y misteriosa frontwoman de Florence and the Machine, quien aparece en el soundtrack de la versión de Luhrmann (que también se llevó dos premios Oscar en su momento).
Majok, autora de Ironbound y Cost Of Living, dijo: “Estoy emocionada, honrada e inspirada de trabajar con esta compañía de artistas extraordinarios y de poder vivir en las hermosas y trascendentes palabras de F. Scott Fitzgerald. También estoy encantado de reunirme con Rebecca Frecknall, con quien tuve la experiencia más maravillosa trabajando en mi obra, Sanctuary City “.
Pero las adaptaciones de la obra al cine no han sido tan felices como lo es la obra. Si Redford actuó en un Gatsby demasiado helado, el magnífico Di Caprio se puso a las órdenes de una versión que raya en el ridículo con su ostentación de la nada fulgurante en su camino hacia la nada, bajo la dirección del inefable Baz Luhrmann. Un despliegue visual más parecido a un circo y a un festival de luces que la concurrencia a la caída de un hombre. Veamos qué se viene en Broadway y oremos por ello.