En el mundo de la cirugía plástica, donde la línea entre lo armónico y lo artificial puede desdibujarse con facilidad, el doctor Juan Pablo Bastidas —o Juanpa, como le llaman quienes lo conocen de cerca— ha elegido un camino claro: el de la belleza natural. Su vida personal y práctica profesional se funda mentan en la estética y el buen gusto.
Desde muy joven, Juan Pablo entendió que lo estético podía ser mucho más que una cuestión de apariencia, esto sumado a su amor por el arte, ha dado forma a un enfoque médico donde cada paciente es un lienzo, y cada procedimiento, una obra pensada con respeto y detalle.
Juan Pablo tiene una visión estética muy definida, inspirada en el arte clásico: menos Picasso, más Rafael. Por eso, no se deja llevar por las modas que promueven volúmenes desmedidos o resultados llamativos. Él prefiere la sutileza, lo natural. El objetivo no es que alguien pregunte “¿qué te hiciste?”, sino que simplemente noten lo bien que se ve tras un procedimiento.
En su práctica actual, Bastidas se enfoca exclusivamente en rostro, tanto en tratamientos quirúrgicos como no invasivos. El procedimiento estrella sigue siendo la aplicación de toxina botulínica, por su eficacia, rapidez y resultados discretos. A esto se suman técnicas como la bioestimulación —que potencia los procesos regenerativos del cuerpo— y el uso de ácido hialurónico para definir rasgos sin alterar la esencia del rostro.
Detrás de cada procedimiento hay también un acompañamiento emocional. Juan Pablo no trabaja solo con agujas o bisturí, sino con empatía. Muchos de sus pacientes llegan después de procesos difíciles —una pérdida, un divorcio, un cambio vital— y él se toma el tiempo de entender el porqué detrás del deseo de cambio. Su responsabilidad como médico está por encima de cualquier moda o presión externa.
Más allá del quirófano, Juan Pablo construye belleza también en su entorno. Su espacio de trabajo es una pequeña galería rodea da de arte, naturaleza y calma. En casa lo esperan cinco perros y un ambiente lleno de plantas, libros, pintura y silencio. Para él, la estética no es solo apariencia, sino una forma de amar la vida con más profundidad.