Los tiempos cambian y la marihuana legal gana terreno en todo el mundo. La noticia más reciente ha sido conocida ayer cuando el gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, promulgó una reforma que legaliza el consumo del cannabis en un ambiente general que favorece la normalización o legalización en atención a su consumo generalizado, a lo que las entidades médicas consideran una propensión menor a la adicción y a la lucha contra el narcotráfico.
Acerca de este último punto la información en el mundo ha sido concluyente: los narcotraficantes abandonan el menos lucrativo negocio de la marihuana a favor de la comercialización amplia de heroína y metanfetaminas cuyos dividendos son ampliamente mayores que los del cannabis. Ello obedece a la necesidad de contar con grandes plantaciones para que el cultivo de una droga como la marihuana sea rentable. Con un promedio en Estados Unidos o México de 7 dólares por gramo cultivado de cannabis frente a los 300 dólares que en el mercado se paga por el de heroína, la comparación estadística es abrumadora. A ello hay que sumar los altos costos de almacenamiento y transporte de una droga como esta.
Las pruebas al canto: en los últimos años la caída en los decomisos de marihuana en manos de los narcotraficantes han sido oceánicas: de 2,3 millones de kilos decomisados en México en 2010 a un último decomiso apenas ocho años después, en 2018, ha descendido estrepitosamente a 230 mil kilos, de acuerdo con cifras oficiales proporcionadas por la ONU. Es la demostración de que los narcotraficantes han ido por otros caminos a la hora de seleccionar la sustancia de su negocio.
Como ha ocurrido en México, donde fue votada favorablemente por el senado una ley que despenaliza la marihuana y ratificada por el congreso hace apenas unas semanas, o en Uruguay, país pionero en la despenalización de su consumo, la cantidad estipulada para la tenencia legal es el cultivo de hasta seis plantas, en el caso de Nueva York, tres que hayan madurado y otras tres que no. Con la puerta abierta al consumo legal, Nueva York se convierte en el décimo sexto estado de los Estados Unidos en autorizar la droga verde. Los mayores de 21 años podrán acceder a los beneficios de la droga lenta con fines recreativos. El gobernador Cuomo considera este día como “histórico”, ante la toma de esta decisión.
En un tiempo en que la mayoría de las letras de las canciones de reguetón y trap oídas por los más jóvenes festejan el consumo de porros de marihuana, las prohibiciones de cincuenta años atrás nos parecerían ridículas. Hay que recordar que, como lo han subrayado estudiosos como Antonio Escohotado, cada tiempo histórico conoce su droga preferida y su prohibición: hay drogas “legales” e “ilegales” en la medida que la sociedad relaje o apriete sus restricciones en función de intereses culturales, sociales y, como se ve en el caso del cannabis, económicos.
Hablando de intereses económicos, sabemos que una vez aprobada la liberación en Nueva York, se gravará con un 9% la venta del cannabis y un 4% adicional para las autoridades municipales y del condado de Nueva York. Anualmente se prevén ingresos por 4 mil millones de dólares por la cuenta verde. Es de interés saber que también los individuos que han sido sancionados por delitos correspondientes al uso del cannabis de acuerdo con la legislación anterior quedan con su hoja limpia. En una sociedad y un tiempo abiertamente favorable al consumo del cannabis, un sondeo da cuenta que el 68% de los americanos mayores de 21 años están a favor de legalizar la marihuana, nada más y nada menos que 20% más que en 2012, hace apenas ocho años, y los vientos verdes parecen llegar, impetuosos, al mismo Washington, donde en los próximos años podrían revisarse las leyes federales al respecto, es decir, las leyes de toda la nación. Quienes prohibieron el alcohol en 1920, ahora dan la bienvenida a la marihuana en un abrazo verde. Veremos a donde camina este letargo. En Dolce Vita.