A raíz de una disputa legal, el ex Beatles se vio obligado a grabar sus canciones de rock favoritas. Excesos, descontrol, juicios, un productor desaparecido y una edición pirata del álbum convirtieron lo que tendría que haber sido un trabajo sencillo en una verdadera pesadilla
Entre el final de 1973 y los primeros meses de 1975 John Lennon se separó de Yoko Ono, se mudó a Los Ángeles y vivió uno de los períodos más caóticos y a la vez prolíficos de su vida.
Grabó dos álbumes, ofició de productor y colaboró con amigos, desde Ringo Starr hasta Mick Jagger.
Sin embargo, también fue un momento de excesos y desorden, y hasta su proyecto más sencillo sufrió complicaciones.
Rock ‘N’ Roll, su disco de versiones de clásicos del género, está cumpliendo 45 años y su grabación tuvo tantos traspiés que Lennon lo consideró su álbum maldito.
A esos dieciocho meses en los que estuvo alejado de su esposa, el músico los llamó su “fin de semana perdido” en referencia a la película de Billy Wilder de 1945 acerca de un escritor solitario que pasa unos días en Nueva York luchando contra sus propios demonios sumergido en el alcohol y las tentaciones.
En todo momento Lennon estuvo acompañado por su asistente personal y amante May Pang, quien bajo la supervisión de Yoko trató de encausarlo para recuperar su matrimonio.
Fue una tarea difícil porque el músico por momentos perdía el rumbo y se ponía agresivo producto de la ebriedad y el consumo de drogas. En una ocasión, hasta Simon y Garfunkel fueron blanco de su ira.
A pesar de haber pasado gran parte de ese año y medio fuera de control, grabó dos álbumes por su cuenta -sin la colaboración de Yoko-, se consolidó como productor, reconstruyó su vínculo con Julian, hijo de su primer matrimonio, y se reencontró con Paul McCartney.
Luego de la salida de Abbey Road, John fue demandado por Morris Levy, un empresario de la industria discográfica dueño de un vasto catálogo de rock ’n’ roll.
Según él, “Come Together” tenía un parecido sustancial tanto en la letra como en la música a “You Can’t Catch Me”, compuesta por Chuck Berry en 1956.
Tanto Lennon como McCartney lo sabían, por eso la versión grabada suena más lenta que la primera que el Beatle había llevado a las sesiones de grabación. El bajo que grabó Paul, bien denso y “pantanoso”, como él mismo lo describió, le da al tema su toque original.
Intuyendo que perdería el juicio, el autor de “Imagine” decidió llegar a un acuerdo extrajudicial con Levy en 1973 y se comprometió a grabar tres composiciones de su propiedad e incluirlas en su próximo trabajo.
Revisando el catálogo, descubrió que estaban varias de sus canciones favoritas, por lo que decidió hacer un álbum completo con clásicos del rock.
Instalado en Los Ángeles, Lennon le propuso a Phil Spector, que vivía en la ciudad, que tome las riendas del proyecto.
El productor había trabajado con él en los tres primeros álbumes de la Plastic Ono Band, pero esta vez puso como condición que se le diera el control total de la grabación. Bajo su supervisión, John sólo se limitaría a cantar.
Spector es el creador de la llamada “Pared de Sonido”, una técnica que consiste en grabar reiteradas veces los instrumentos para superponerlos en innumerables capas de arreglos y así generar un efecto orquestal.
Este proceso llevaba muchas horas de grabación en las que, mientras algunos músicos repetían una y otra vez las mismas notas, otros aguardaban impacientes su turno.
Eso mismo le pasó a Lennon, que de tanto esperar comenzó a beber en el estudio, algo que no había hecho nunca, y al momento de grabar su voz estaba completamente borracho.
Tampoco ayudaba la personalidad de Spector, que tenía un estilo extravagante y autoritario.
Podía aparecer en el estudio vestido de cirujano, karateca o sacerdote.
Estaba rodeado de guardaespaldas, llevaba una pistola en la cintura y bebía mucho brandy.
Muchas veces el músico y el productor estaban tan ebrios que sus discusiones se tornaban extremadamente violentas, como cuando Spector disparó su arma contra el techo del estudio y Lennon le dijo: “si querés matame, pero no revientes mis orejas que las necesito”.
La grabación se realizó en medio de un caos en el que no faltaron estrellas fisgoneando en el estudio (como Joni Mitchell y Jack Nicholson) hasta que un día Spector dejó de presentarse a las sesiones y no se tuvo noticias de él por varios meses.
Había sufrido un accidente automovilístico que lo tuvo al borde de la muerte y luego desapareció.
Cuando John quiso retomar el trabajo, descubrió que el productor se había quedado con las cintas.
Lo que tendría que haber sido un proceso sencillo, como reinterpretar canciones de otros compositores, se había convertido en una verdadera pesadilla.
Mientras esperaba su aparición, el inglés decidió producir el siguiente álbum de su amigo y compañero de juerga Harry Nilsson. Pussy Cats contó con la colaboración de tres bateristas, nada menos que Ringo Starr, Keith Moon de The Who y Jim Keltner de Plastic Ono Band.
De las sesiones también participaron Stevie Wonder y Paul McCartney, que se sumaron a una zapada que todavía permanece inédita y que sólo se conoce a través de una cinta pirata de baja calidad. Fue la única vez que Paul y John tocaron juntos desde la separación de The Beatles.
Por esa misma época, Lennon también le produjo un simple a Mick Jagger, una versión de “Too Many Cooks” de Willy Dixon que recién salió a la luz en 2007.
Cuando Phil Spector devolvió las cintas, a cambio de una suma de dinero, el músico ya había empezado a trabajar en otro álbum, Walls And Bridges, y dejó el disco de versiones, que se iba a llamar Oldies But Mouldies, en suspenso. Además, cuando escuchó el material, sólo algunas canciones estaban realmente a la altura de sus exigencias.
En Walls And Bridges incluyó solamente una canción del catálogo de Morris Levy, “Ya Ya” de Lee Dorsey, pero el editor no quedó satisfecho.
Al margen de que John se había comprometido a hacer tres grabaciones, su interpretación de este clásico del R&B parece haber sido hecha con total desinterés, casi como un juego en el estudio.
Dura tan sólo un minuto, fue ubicada al final del disco y la batería la grabó su hijo Julian, que en ese momento tenía 11 años.
Para evitar una nueva demanda, Lennon se propuso terminar el álbum de clásicos de rock ‘n’ roll con la misma banda con la que había grabado su trabajo anterior.
Levy le prestó su granja en el interior del Estado de Nueva York para que los músicos pudieran ensayar.
Algunos temas, como “Peggy Sue” y “Be-Bop-A-Lula”, fueron interpretados como Lennon lo hacía en la primera época de The Beatles durante sus shows en Liverpool y Hamburgo, mientras que a otros les dio una vuelta de tuerca interesante.
“Stand By Me” de Ben E. King, con sus arreglos de viento y una notable influencia de Elton John (con quien había grabado el hit de Walls And Bridges “Whatever Gets You Thru The Night”), encontró su versión definitiva en manos de John.
Con su característico humor inglés, el cantante decidió versionar “You Can’t Catch Me”, la canción que había iniciado su disputa legal, y la ralentizó para que sonara similar a “Come Together”.
Como muestra de buena fe, el músico le entregó a Morris Levy una versión cruda del álbum para que vea cómo avanzaba la grabación.
En vez de esperar a que EMI editara el trabajo terminado, por el que cobraría regalías, el editor musical decidió lanzar esa copia con su propio sello discográfico y comercializarlo por correo a través de un comercial de televisión bajo el nombre de Roots: John Lennon Sings the Great Rock & Roll Hits. Por menos de cinco dólares, el público pudo adquirir en exclusiva el nuevo disco de un ex Beatle.
El conflicto se resolvió en los tribunales. Por un lado, Levy demandó a Lennon por incumplimiento contractual y éste tuvo que pagarle casi 7 mil dólares.
Por otro, el músico le reclamó los daños que le generó haber puesto a la venta un producto de mala calidad sin su autorización ni la del sello.
Además de la baja fidelidad del audio, la portada, que consistía en una foto de John de la época de Let It Be con un amarillo chillón de fondo, tenía un diseño espantoso. Levy tuvo que retirar el álbum de la venta y pagarle una indemnización que superaba los 144 mil dólares.
Para competir con este lanzamiento ilegal, los sellos EMI y Capitol aceleraron la salida del LP y lo comercializaron a precio promocional. Al final, Lennon decidió bautizarlo con el nombre de Rock ‘N’ Roll.
La tapa del álbum era una fotografía del cantante de la época de Hamburgo, tomada en 1960 por su amigo Jürgen Vollmer, quien más tarde sería uno de los primeros fotógrafos de The Beatles.
Las tres figuras que aparecen borrosas caminado delante de él son los miembros de la primera encarnación de la banda, George Harrison, Stu Sutcliffe y Paul McCartney.
Rock ‘N’ Roll no fue bien recibido ni por el público ni por la crítica. El rock estaba atravesando su etapa glam, con T. Rex, David Bowie, Elton John y Queen a la cabeza, y revisitar los clásicos del género para muchos fue un paso atrás en la carrera de Lennon.
A él no pareció preocuparle demasiado. Ese trabajo significó el final de su “fin de semana perdido” y, tras un año y medio de descontrol, se reconcilió con Yoko, quien al poco tiempo quedó embarazada.
Cuando nació Sean, en octubre de 1975, la pareja se retiró de la esfera pública para dedicarse a la vida en familia. Ambos retomarían su carrera musical en 1980 con el álbum Double Fantasy, que salió un mes antes del brutal asesinato del cantante.
Después de años de innovaciones y experimentos en el estudio, The Beatles, y especialmente John, decidieron volver al rock más crudo. Let It Be y Abbey Road tienen un sonido mucho más clásico que el Álbum Blanco y Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band.
Como solista, Lennon profundizó esa senda y haber regresado a las raíces con Rock ‘N’ Roll cerró el círculo de su discografía, ya que implicó retornar a donde todo había comenzado.
Este álbum es un tributo a la música que le dio el puntapié inicial para convertirse en la figura más influyente del pop mundial. A fines de 1980 Paul McCartney tuvo la necesidad de hacer lo mismo y seleccionó sus canciones favoritas para CHOBA B CCCP, el LP que grabó en exclusiva para la Unión Soviética.
Ellos dos supieron mejor que nadie que regresar a los orígenes puede resultar revitalizante. Eso fue Rock ‘N’ Roll para John Lennon, un ejercicio que demostró que el rock vernáculo puede ser refrescante incluso hoy, 45 años después de su lanzamiento.