Y vamos con Cobain. Quienes nos acercamos peligrosamente a la cifra de la media centuria de edad, tuvimos una época en que nuestras frustraciones de convirtieron en música y esa música tuvo un nombre: Nirvana. Al frente de la banda estuvo uno de los emblemas del rock, el delgado e introspectivo Kurt Cobain. Pues, Cobain se despidió como otro de aquellos que terminaron con su vida a los escasos 27 años y forman parte de una lista mítica en la historia de la música, en este caso, suicidado. Se dice que sucedió en su habitación sobre el garaje de su casa. Sabemos que toda la vida vivió y trabajó en Seattle.
El suceso ocurrió en atmósfera de película de terror: apalancó la puerta con un taburete y escribió la carta del adiós. Era 5 de abril de 1994 y había abanderado el grunge, ese estilo de rock depresivo, fuerte y ácido con el que se había identificado una generación y que saludaba el cambio de era, de la década de 1980 a los 90. Llevaba a todos lados esos días y esas horas una gorra de cazador para evitar a los curiosos. Fumaba tabaco Tom Moore pero en una caja de esas llevaba las drogas que usaba, en primer lugar la heroína. Se chutó con tres dosis. Puso toallas en el suelo y de la billetera sacó la licencia de conducir para que se supiera que era él. Recostado se puso en el pecho la escopeta calibre .20 con el cañón en el mentón. Fue el fin.
“Es mejor quemarse que desvanecerse”, había escrito Kurt Cobain, el padre de Smell lke teen spirit. Había dejado la frase para Boddha, quien se supone su amigo imaginario de infancia. Y todos sabemos que no es una frase suya sino que viene del clásico de “Hey Hey My My”. La fama no era bienvenida o no tenía sentido para Cobain. Pensaba en su hija, que deseaba un mejor futuro para ella y no se arrepentía por dejarla. Kurt y su banda habían vendido más de treinta millones de copias con tres álbumes a su haber. Cobain había nacido en 1967. El cuerpo del líder de Nirvana fue hallado por un electricista después de varios días de haberse reportado como desaparecido.
Durante ese último mes, Kurt ya había querido matarse en Roma y pasó 20 horas en coma. A fines de marzo había pelado intensamente con Courtney Love, su esposa, que había notificado que el rockero se había encerrado en la habitación con una calibre .38 y amenaza de suicidio. Los agentes llevaron las armas que en total eran cuatro y una botella de píldoras. Kurt daba señales de que su equilibrio había llegado al fin del camino. No bastó la preocupación de sus compañeros de agrupación ni de Courtney Love cuya reacción inmediata fue dejarlo. Su compañero Krist de la banda también lo amenazó con la salida de la banda si no entraba en urgente rehabilitación que implicaba que se encerrasen en tratamiento con su esposa. Ella decidió comenzar el tratamiento la última semana de marzo en Los Angeles pero Kurt no la acompañó.
La excusa para la compra del arma fue la alerta de un merodeador. Con el mismo Kurt fueron por una escopeta Remington, calibre .20 por 300 dólares. Algún día se unió en Los Angeles a Courtney pero fue solo un paso: escapó del sanatorio de vuelta a Seattle. El resto fue vagar por la ciudad, según supone la policía, los dos días previos a la muerte. Ahora, 25 años después de los sucesos, el FBI de los Estados Unidos desclasificó el expediente de la muerte de Kurt. La oficina de investigaciones ha colocado en su archivo las respuestas a las interrogantes de si efectivamente se trató de un suicidio o probablemente sería un asesinato, cual conjeturan muchos de sus seguidores.
“Hay demasiadas preguntas sin responder e inconsistencias (en la investigación). Siento que mucha información ha sido ignorada y suprimida por mucho tiempo por parte de la policía de Seattle y los medios”, ha escrito un fan.
En varias de esas versiones se señala a Courtney Love como instigadora de la muerte de Kurt, a lo que se suma una interpretación ofrecida por el mismo padre de C. Love en ese sentido. En el informe, el FBI se ha limitado a señalar que el proceso de investigación que llegó a la conclusión del suicidio no ha vulnerado ninguna ley federal. Como parte del portafolio de la década de 1990 e inicios de 2000 un episodio de la serie de televisión de aquellos años, “Misterios sin resolver” le dedicó un episodio a Cobain en 1997, en el que sostenía que Tom Grant, un detective, presentaba sus firmes dudas acerca de que la conclusión del FBI sobre suicidio fue muy apresurada y el informe del caso es inconsistente.
¿Resucita Cobain?