Son varios los palos de ciego que Trump ha dado en la crisis del coronavirus semanas antes de que iniciara el contagio en el país (aún) más poderoso de la Tierra. Ellos supuso una serie de cálculos erróneos sobre el impacto, la profundidad y la velocidad en el crecimiento del contagio que ha convertido a los Estados Unidos en uno de los lugares más golpeados por la pandemia. Si empezamos con ello, por decir lo menos, los cálculos no le fueron benévolos al señor Trump y esas aproximaciones equívocas fueron difundidas como suelen ser las cosas en manos del jefe de Estado norteamericano: con prepotencia.
Pero a ello se suman declaraciones más recientes ya en medio del amplio contagio que ha terminado por golpear a metrópolis tan decisivas como Nueva York. La más controversial ha estado en boca del mandatario esta semana al afirmar que negaba su contribución a la OMS por supuestas responsabilidades de la Organización al no haber informado correctamente la dirección de la invasión del coronavirus. Con algo que, de ser falso, podría acercarse al más siniestro cinismo Trump no está diciendo que en todos los casos la responsabilidad no es suya como gobernante al desestimar la expansión del virus y es una institución la responsable.
Desmentidos van, desmentidos vienen y la propia OMS ha sido blanco de otro por parte del gobierno de Taiwan que ha demostrado como a través de una comunicación alertaba a la organización en los orígenes de la pandemia. Con todas las cartas sobre la mesa lo que ha terminado por ocurrir es que un manejo tan poco idóneo de la crisis podría apartar a Trump de su aspiración a prolongar el mandato para un segundo período. Especialistas como Durán Barba lo dicen, https://cnnespanol.cnn.com/video/estados-unidos-duran-barba-donald-trump-bajas-posibilidades-reeleccion-coronavirus-cnn-primera-manana-cnnee/
en la medida que las decisiones equívocas de los mandatarios en la crisis del Covid-19 terminan por liquidar a quienes antes estuvieron bien. “Esta crisis está produciendo un terremoto político descomunal. Trump era un presidente seguramente reelegible durante la crisis, ahora veo que son bajas sus posibilidades de reelección. Biden asoma como un candidato con fuerza”, dice Durán Barba y además señala cómo la caída en la popularidad de un presidente bien situado como López Obrador de México seguramente está asociada a su mal manejo de la gestión de la crisis, tanto como Bolsonaro en Brasil o Moreno en el Ecuador.
Sea como fuere, Trump se ha puesto los botines para emprender la carrera hacia noviembre en que se descubrirán las cartas. Al parecer los demócratas la han jugado bien cuando un honorable Sanders prefirió dar un paso al costado y dejar libre la vía para que Biden apueste solo contra un Trump desinflado y embustero. Nuevamente el presidente americano adelanta acciones que no le permitan perder terreno y anuncia un restablecimiento de las actividades y la economía norteamericanas por fases, a medida que vaya paliándose el desenfreno con que el virus se ha expandido. Dice que sus pasos son cuidadosos, se habla de cuándo reabrir restaurantes, bares, gimnasios y espacios públicos pero no dar paso a que los estudiantes vuelvan a las aulas. Todo bajo el aura del distanciamento social que parece marcar el futuro de la especie humana en la Tierra. Pero Trump no ha dejado de pensar en las elecciones y no le queda más que arriesgar. ¿Será el camino adecuado? Eso está por verse. El envite es el peor de los dominios.