Pink Floyd puso su sello de fábrica a algo llamado art-rock. La base era la estructura compleja de la música clásica aunada a la potencia de la guitarra del rock.
Los delicados hilos de la composición jazzy son los que condujeron el
a década de 1970, además de grandezas como “Dark Side of the Moon” y “Wish you were here”, se abrió al gran manifiesto rebelde de Pink Floyd en la figura de la granja de los animales inspirada en George Orwell con el álbum “Animals”.
Esta es una fábula que se ubica en la cúspide levantamiento de un edificio llamado art-rock.
Fue el punto mayor al que ha arribado el arte llamado rock en todos los tiempos. Ha tenido la trascendencia, si no del jazz, sí de la bossa nova.
Y los integrantes de este fenómeno de arte y magisterio musical fueron grandes bandas que tuvieron como picos a gente tan experimental como King Crimson, Roxy Music, Yes y Pink Floyd.
El registro de su secuencia artística ha sido tan impresionante como irrepetible. Uno de los maestros que acompañan este viaje, el viaje elemental, fue David Bowie. Con ello se completa el poliedro.