A veces, irse a dormir puede parecer aburrido. Hay tantas otras cosas para hacer. Pero si alguna vez dormiste muy poco, sabes que cuando no has descansado lo suficiente no te sientes muy bien.
Algunos niños tienen problemas para conciliar el sueño, algo que se denomina insomnio. Veamos qué puedes hacer si te ocurre a ti.
Temores a la hora de ir a dormir
Una de las principales razones por las que los niños tienen problemas para conciliar el sueño es el miedo o las preocupaciones a la hora de dormir.
Tal vez, un niño tenga temor a la oscuridad o no le agrade estar solo. Si un niño es muy imaginativo, podría escuchar ruidos por la noche y temer lo peor, cuando simplemente se trata del gato de la casa que camina por el vestíbulo.
A medida que crecemos, estos temores suelen desaparecer. Hasta tanto no desaparezcan, asegúrate de que tu habitación sea un espacio pacífico y relajante. Mira la habitación desde tu cama.
¿Hay cosas que puedes ver desde la cama y te hacen sentir bien?
Si no las hay, coloca algunas. Coloca algunas fotos de tu familia u otras fotografías que te alegren. Incluso puedes crear un móvil y colgarlo sobre tu cama.
Pesadillas
¿Has estado teniendo pesadillas últimamente?
A veces, es difícil conciliar el sueño si tienes miedo de tener pesadillas que parecen muy reales. Si el temor a las pesadillas te impide dormir, intenta hablar con tu mamá o tu papá. En algunos casos, hablar acerca de las pesadillas (e incluso dibujarlas) puede ayudar a dejar de tenerlas.
A propósito, los niños tienen muchas más pesadillas cuando miran películas o programas de televisión violentos o de terror, o cuando leen libros e historias de terror antes de ir a dormir.
En lugar de hacer este tipo de cosas, intenta pensar en cosas agradables antes de ir a la cama.
Imagina tu lugar o actividad favoritos, o piensa en todas las personas que se preocupan por ti.
Leer un libro tranquilo antes de ir a dormir (tus padres pueden leerte un cuento o puedes hacerlo tú mismo) o reproducir música relajante puede ayudarte a tener sueños agradables.
Preocupaciones y estrés
También puedes sufrir insomnio cuando estás preocupado por algo. Es sencillo sentir estrés cuando tienes evaluaciones en la escuela, actividades extraescolares, deportes en equipo y tareas en el hogar.
Si estás comenzando a sentirte abrumado, como si todo te superara, habla con alguien.
Tu padre o tu madre pueden ayudarte a equilibrar tu horario. Tal vez, debas abandonar algunas actividades para tener más tiempo libre.
Cansado pero nervioso
Tanto los niños como los adultos sufren insomnio, pero esto no los afecta de la misma manera.
Los niños con falta de sueño suelen sentirse sobrexcitados; como si estuvieran saltando por las paredes. Los adultos, por el contrario, se sienten lentos y cansados.
Grandes cambios
Los cambios importantes en tu vida o tu rutina diaria, pueden provocar fácilmente problemas de sueño.
Los cambios, como divorcios, muertes, enfermedades o mudanzas a una ciudad nueva pueden afectar tu capacidad de dormir toda la noche.
En momentos difíciles, te ayudará sentirte seguro. Intenta llevar un objeto que te reconforte a la cama, como una manta hecha por un familiar o tu peluche favorito.
Tal vez te lleve un tiempo volver a sentirte mejor; por lo tanto, habla con tu padre o tu madre acerca de lo que te preocupa.
Incluso si no puedes resolver el problema, simplemente hablar de él puede ayudarte a dormir más fácilmente.
Sensación de incomodidad
Si tienes demasiado calor, demasiado frío, hambre o si estás rodeado de cosas, no podrás dormir como debieras. Evita esto creando un espacio que favorezca el sueño:
* Asegúrate de que la cama esté lista para dormir y relajarte; es decir que no esté tan llena de juguetes y peluches como para que no tengas lugar para ti.
* Si tienes calor, enciende un ventilador y si tienes frío, colócate unas medias.
* Realiza una rutina regular a la hora de irte a dormir, que incluya un ligero refrigerio si sueles tener hambre en el momento de dormir.
Obtener ayuda para los problemas del sueño
La mayor parte del tiempo, lo que necesitas hacer para manejar un problema del sueño es hablar con uno de tus padres.
Tu madre o tu padre pueden ayudarte a mejorar la rutina para ir a dormir y a tener paciencia mientras desarrollas nuevos hábitos de sueño.
Pero si un niño realmente tiene problemas de sueño graves, es posible que necesite más ayuda.
Esto puede significar hablar con un psicólogo o asesor acerca del estrés o la tristeza que siente el niño.
Si el niño no está realmente preocupado por nada, tal vez tenga un problema del sueño.
En este caso, la respuesta podría ser consultar a un médico especialista en sueño.
Algunos hospitales cuentan con laboratorios de sueño, en los que los pacientes van a dormir para que los médicos puedan monitorear su sueño y ver qué podría estar ocurriendo.
Consejos para dormir
Como tantas personas sufren insomnio, se han realizado muchas investigaciones para vencerlo.
¡Qué suerte! ¿No te parece? No todos estos consejos les sirven a todas las personas, pero tal vez encuentres uno o dos que te ayuden:
- *Escribe un diario antes de ir a dormir. Esta práctica aclara la mente para que no estés lleno de pensamientos mientras tratas de dormir.
- Duerme en una habitación oscura y confortable. La luz le indica al cuerpo que es hora de despertarse; por lo tanto, es conveniente que evites la luz por la noche. Pero si realmente le temes a la oscuridad, puedes dejar una luz tenue. Además, el calor o el frío excesivos pueden mantenerte fácilmente despierto.
- No duermas con una mascota. Este puede ser un hábito difícil de abandonar, pero tu adorado perro o gato podría impedirte que duermas. Cuando tu mascota se acerca o hace un ruido, puede interrumpir tu pacífico sueño. Intenta dormir sin tu mascota un par de noches para ver si duermes mejor.
- No tomes ninguna bebida con cafeína (como refrescos con gas o té helado) después de las 3 de la tarde. La cafeína es un estimulante y podría mantenerte despierto.
- No hagas ejercicio físico por la noche. Deja el ejercicio físico para más temprano, nunca hagas ejercicio unas horas antes de ir a dormir.
- Una vez que estés acostado, intenta hacer un ejercicio para aquietar tu mente. Por ejemplo, puedes contar al revés desde el 100 con los ojos cerrados. Para cuando llegues al 10 (¡bostezo!) esperamos que te sientas realmente somnoliento. Y para cuando llegues al 5, esperamos que te sientas casi dormido… 3, 2, 1, ZZZZZZZZZZZZZZZZ.