Había pasado una racha horrible, pero la cosa tenía toda la pinta de quedar atrás. Durante más de una década, Will Smith fue el actor más querido por el público y lo hacía rentable.
Cada vez que el intérprete se ponía ante las cámaras, el resultado era una lluvia de millones incomparable. Buena culpa de ello la tenía la incomparable habilidad de Smith para elegir proyectos sensacionales, algo que perdía durante una buena temporada.
Parecía que la crisis había terminado. Will Smith volvía a petarlo gracias a cintas como Aladdin. Con lo que no contábamos era con que Géminis fuese a convertirse en un patinazo de semejante envergadura.
Y es que la película que debía poner patas arriba el cine de acción resultaba un desacierto completo, lo que el público ha castigado sin miramiento.
Unos horribles 20 millones de dólares recaudados durante su primer fin de semana en suelo americano. Con semejante desastre, mal pintaba la cosa.
Para colmo, el resto del mundo no reaccionaba mejor. Otros 39 millones para un total de 59.
¿Cuál es el gran problema?
Pues que Géminis se dejaba 140 millones solo en su producción. Con otros 60 en distribución y publicidad, el coste final se iba hasta los 200 millones de dólares.
Así las cosas, Will Smith se enfrenta ahora al que podría ser el mayor fracaso económico de su carrera.